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POLÍTICA SOCIAL
Artículo: "La visión de los Líderes 2011. Un capítulo laboral impredecible"
 

El empresariado ha navegado durante el año 2010 en una tormenta de desafíos y contradicciones en donde aumentó la tensión en el trabajo y creció la agresividad interna y externa. Es tan complejo el cuadro de situación, que hoy no existe actividad ni sector de la economía que no enfrente serios conflictos laborales de diversa naturaleza.

El componente común a la mayoría de los enfrentamientos es la hostilidad sindical que transgrede en forma sistemática y general la mayoría de los principios tradicionales en materia de huelga y de negociación colectiva. Solo algunos gremios tradicionales se siguen ateniendo a las reglas históricas, y a las normas vigentes, pero lamentablemente son excepciones.

En materia laboral todos los frentes han generado mayores costos, cambios importantes en las reglas de juego en forma imprevista, y nuevas amenazas y renovadas en el corto plazo. No solo se desbordaron los aumentos salariales. Al mismo tiempo, se produjeron importantes reformas en la legislación que provocan nuevos conflictos en desmedro de la potestad del empleador de organizar y dirigir la empresa. La jurisprudencia laboral y la de la Corte Suprema siguieron avanzando sobre diversos institutos, siempre creando nuevos y más estrictas reglas en perjuicio de los empleadores. Las medidas de fuerza crecieron en agresividad y violencia física y psicológica, logrando resultados que no son sustentables en el mediano plazo. El enfrentamiento entre los gremios tradicionales y los nuevos sindicatos apoyados por la izquierda en sus diversas manifestaciones tienen como “campo de batalla” a cada empresa.

En todos los temas subyace el cuestionamiento a la calidad institucional, la falta de transparencia, el favoritismo a una minoría y en desmedro de la mayoría, el uso arbitrario e inequitativo de las herramientas en las políticas de Estado, y el debilitamiento del rol de la justicia que también en materia laboral tiene una corriente “garantista”.

Si a todo lo expuesto lo insertamos en el contexto de la campaña electoral del 2011, el capítulo laboral será sencillamente explosivo y casi impredecible. El costo laboral argentino ha crecido en términos reales más que cualquier otra variable, (ver Cuadro 1, “Proyecciones. Inflación-Aumentos salariales”) al punto de que hoy compromete la competitividad y la rentabilidad de las empresas. Si consideramos que la inflación real entre los años 2001 y 2010 alcanzó aproximadamente el 290%, y lo comparamos con los salarios reales de los trabajadores comprendidos en los convenios colectivos de trabajo que más incrementos lograron, treparon en promedio entre el 350 y el 450%, (ver cuadro 2 “Evolución porcentual 2001/2010), con picos en algunas categorías del 580 y del 600%. Cualquier comparación demuestra las distorsiones que existen dentro de la economía. A la vez, se puede advertir que los trabajadores fuera de convenio, es decir, los profesionales (250%) y los mandos medios (300%) tuvieron incrementos, y cercanos y hasta inferiores a la inflación real. Es por ello que se produjo el solapamiento entre las categorías superiores de los trabajadores de base sindicalizados con los salarios de sus jefes inmediatos.

Las reformas laborales de la era “Recalde”

Si bien no todas las iniciativas se deben a su autoría, las reformas laborales cambian las reglas de juego, restringen el principio de autoridad del empleador, y generan mayores costos. Entre ellas se destacan la irrenunciabilidad de los derechos consagrados en el contrato individual (art. 12, LCT, Ley N° 26.574 B.O. 29/12/20), el nuevo régimen de feriados que incorpora dos nuevas fechas y acopla días inhábiles a un “feriado sándwich”, y las horas extras aplicables al personal de mandos medios y a excluidos o fuera de convenio(Ley 26.597).

A estas reformas se le debe adicionar el proyecto sobre los recargos y descansos compensatorios por el trabajo de sábados y domingo, la modificación del artículo 30 (LCT) que extiende en forma irrestricta la solidaridad del principal con el contratista y obliga a pagar el convenio más beneficioso para el trabajador, y el proyecto de ley de participación en las ganancias de las empresas, que establecería la distribución del 10% de las utilidades netas.

La jurisprudencia de la justicia del trabajo sigue avanzando sobre las empresas donde los fallos condenatorios representan 2/3 del total de los casos que llegan a sentencia. Durante el 2010 se extendió en forma preocupante las demandas contra los directivos y máximos responsables de los empleadores, con riesgo para su patrimonio personal.

Los niveles de litigiosidad y los montos de los litigios volvieron a experimentar un incremente no menor al 18% en cantidad y calidad respecto del año anterior, y no se espera algo similar para el 2011.

La Corte Suprema comenzó a fijar nuevas reglas primero con los fallos “Vizzoti” en lo que hace a la indemnización por despido, “Aquino” habilitando la demanda por la vía civil sin restricciones contra las empleadores. Luego, en los fallos “Blockbuster”, “Disco” y “Polimat”, se dispuso que toda prestación que reciba el trabajador originado en el contrato de trabajo es remuneración, de conformidad con el Convenio 95 de la OIT. Con ello, las prestaciones no remunerativas de los decretos del Poder Ejecutivo, y de los convenios colectivos homologados por el Ministerio de Trabajo están bajo graves contingencias laborales, a lo que deberíamos agregar los riesgos previsionales, sindicales y fiscales. Esto se suma a decisiones en igual sentido sobre la naturaleza de los gastos del celular, el automóvil, la cochera, la notebook y hasta los viáticos.

La mayoría de los conflictos más graves por lo que han atravesado las empresas durante el 2010 tuvieron su origen en un enfrentamiento entre dos o más sindicatos pujando por la representación de los trabajadores. Otra fuente de enfrentamientos ha sido la aparición de grupos disidentes que cuestionan la representatividad de los gremios históricos. La iniciativa la tomó otrora Moyano y el gremio de camioneros, de lo que se hicieron eco otras organizaciones.

A su vez, la CTA apoya a agrupaciones de trabajadores mineros contra AOMA en los yacimientos más importantes del país; la UTA está cuestionada en los subtes que ya tienen un gremio nuevo con inscripción en trámite, y en el transporte de corta, mediana y larga distancia; el petróleo tiene agrupaciones en Neuquén y en Santa Cruz que disputan el control de los gremios con personería; en la construcción, en empleados de comercio, y hasta en los metalúrgicos han aparecido focos reaccionarios. ASIMRA trata de representar a los supervisores de la industria automotriz, cuyas bases representa SMATA.

La Corte Suprema en los fallos “ATE c/Ministerio de Trabajo” y “Rossi c/Estado Nacional” determinó que la ley sindical no garantiza el pleno ejercicio de las libertades sindicales individuales y colectivas, ni la democracia dentro de las entidades. Por ende, considera pertinente que los sindicatos meramente inscriptos y los que tienen personería gremial detenten prácticamente los mismos derechos. Estamos frente a un primer paso hacia la pluralidad sindical.

Los grupos de izquierda forman un espectro desolador. La Corriente Clasista y Combativa se alinea con el Partido Comunista Revolucionario. El Partido Socialista de los Trabajadores en parte del grupo “Hotel Bauen” y las empresas autoadministradas. A su vez, la CTA promueve la creación de gremios disidentes que disputan la representación de distintos sindicatos tradicionales. A su vez, cada una de estas corrientes se vinculan con grupos piqueteros, con entidades o agrupaciones de los derechos humanos, o con las agrupaciones estudiantiles de algunas de las facultades de la UBA. El Ministerio de Trabajo ha autorizado la simple inscripción de varios cientos de nuevos sindicatos en el marco de esta nueva ola.


Pronósticos laboral para el 2011

Todo estará teñido por la campaña electoral: la tentación demagógica es un hecho inevitable de toda acción sindical oficialista, y sin dudas, conspirará contra cualquier alternativa razonable;

Los salarios crecieron más que la inflación año tras año, de modo que el 2011 será igual, con una inflación estimada del 20/25%, los salarios rondarán el 30%, con techos que pueden llegar al 40%;

Los conflictos se profundizarán en la lucha intersindical e intrasindical, y puede crecer la violencia en sus distintas formas;

La reforma laboral será liderada por el proyecto de participación en las ganancias, al cual habrá que darle el debate técnico-profesional que se merece.


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