Newsletter 200 
 
POLÍTICA SOCIAL
Artículo "Inflación y reapertura de negociaciones amenazan con secuela de acuerdos salariales"
 

PUNTO DE VISTA
Cuatro gremios han iniciado reclamos salariales de diversa naturaleza que en promedio totalizan un promedio del 15%, y que amenazan con producir una oleada de reclamos complementarios de fin de año. No hay dudas que la inflación y el consumismo de fin de año contribuyen a generar un clima de cierta intranquilidad. Los delegados de las organizaciones sindicales justicialistas están elevando insistentes reclamos de las bases para buscar paliativos para los efectos más hostiles y dañinos de la inflación.

Las empresas y las organizaciones empresarias parten de la premisa de la selectividad con la que se han distribuido los aumentos, que de una forma u otra, respondieron a las posibilidades de cada sector y su nivel de actividad y de rentabilidad. En efecto, además de aumentos ejemplares como el 35,26% de la alimentación, o del 33% de empleados de comercio, en ambas actividades sin embargo apenas se llegó a un salario convencional mínimo de $3000, que como valor bruto ha sido ya superado por la canasta familiar completa, y apenas supera la canasta familiar básica.

Si tomamos la proyección de la inflación real, que hoy promedia el 25%, y el 30% promedio de los aumentos acordados y homologados por el Ministerio de Trabajo, tenemos que los acuerdos convencionales en general, igualaron o superaron la evolución de los precios al consumidor nivel general. Es más, tomando cualquier convenio, en lo que va de la gestión "K", los básicos superan en no menos del 50% a la inflación real. Los mandos medios están en torno de la inflación y hasta en un 20% por sobre ella. Los profesionales, seguramente los más postergados, han recibido ajustes entre el 70 y el 100% de la inflación.

Estas evoluciones contradictorias han producido el "solapamiento salarial" entre los subordinados y los mandos medios, que provocan no pocas controversias internas, tanto en las actividades, como en las mismas empresas donde se producen las contradicciones.
Con un resultado como el precitado, debería sostenerse con fundamento, que los nuevos ajustes deberían darse en los plazos legales, es decir, al finalizar el acuerdo actualmente vigente, que salvo excepciones comienzan a vencer a partir de marzo o abril de 2011.
¿Cuál es la causa de un ajuste anticipado? ¿Qué nuevas asechanzas activan el sexto sentido sindical para lanzar campañas que inclusive son contrarias a los deseos del Gobierno Nacional?

La primera respuesta la brinda el análisis de la canasta familiar que en enero se ubicaba en $ 1650, y que ahora ronda los $ 3000. En rigor, para percibir esta suma habrá que contar con un salario de aproximadamente $ 3.600.
La CTA manejaba otra canasta que tenía como piso los $ 2240 en enero, y que proyectada a diciembre de 2010 estaría superando los $3.400. Basta con verificar el valor de cualquiera de los productos de esa canasta, con aumentos entre enero y diciembre de este año que oscilan entre el 42% y el 106%, destacándose la variación de ciertos productos frescos y de la carne.

Hay un segundo interrogante que puede ser el de mayor preocupación para los sindicatos líderes, sobre todos para aquellos que se dicen aún aliados del Gobierno Nacional. Es el hecho de que el próximo año se presenta con grandes desafíos, entre ellos, el manejo y control de la inflación, la articulación de las variables para que el horizonte se presente con cierta razonabilidad, y en su caso, para que se pueda alcanzar cierta prevención y cierta estabilidad, dentro del marco de un complejo proceso electoral. En ese contexto, la negociación colectiva de salarios seguramente pasará por su mejor o por su peor momento, según el ángulo y perspectiva con la que se lo mire, y según el resultado que se desee lograr. Si el marco permite mantener el devenir de los últimos siete años, habrá que preveer inflación más un plus.

Un tercer interrogante se presenta, y está ligado a los reclamos de las bases que están cada día más agitados, no solo por mayores o mejores reclamos, sino porque la canasta familiar revela que con los aumentos salariales otorgados, en el mejor de los casos, se conservó el poder de compra. En los ingresos menores a los $ 3.500 el daño es mayor, porque todo el ingreso está ligado a la subsistencia. El atractivo que presentaron las financiaciones bancarias al consumo, endeudaron al trabajador en no menos del 30% de su salario, especulando con la inflación y con aumentos superiores a ella para licuar el pasivo. En cualquier caso, ese endeudamiento reduce la disponibilidad y aumenta la necesidad de ajustes urgentes.

La combinación de los reclamos de las bases con los delegados, y la cada vez más fecuente utilización de las asambleas, producen un estado de agitación y de tensión que sin dudas hoy es una bomba de tiempo en cuenta regresiva.
El cuarto elemento que produce incertidumbre y obliga a los dirigentes a adoptar reacciones anticipatorias, es la acción de los grupos disidentes, tanto de las internas sindicales, como de los grupos que disputan la hegemonía de los gremios tradicionales, como los enfrentamientos entre dos o más gremios con personería. En este revoltijo cooperan en forma eficiente a favor del caos los grupos sociales, los movimientos divisionistas del modelo sindical como ATE y la CTA, y las nuevas formaciones gremiales surgidas en forma espontánea desde las bases, o por la acción cada vez más frecuentes de grupos no tradicionales.

En un contexto como el precedente, nada ayuda para contar con un fin de año pacífico, o lo que es casi lo mismo, para tener un comienzo del año 2011 agitado y con negociaciones anticipadas.


Descargar archivo
Descargar archivo